domingo, 24 de marzo de 2013

Lazos de Familia


A causa de una vida de excesos Ximena tuvo una hija, a la cual no quería, pero su madre la obligó a hacerse cargo de su pequeña, lo cual no fue lo mejor. Ximena descuidaba mucho a la criatura para seguir su vida de calle, la dejaba abandonada en casa hasta que la abuela llegaba para atenderla, a pesar de los esfuerzos de la anciana, la pequeña Ana sufrió demasiado, y a sus ocho años tomó la responsabilidad de ser madre, de su propia hermana, pues Ximena se embarazo de nuevo, abandonando también a la nueva criatura. La Abuela ya era muy anciana, por lo que toda la responsabilidad caía directamente en Ana.
Ximena no tenía consideración alguna, llegaba todas las noches casi inconsciente, acompañada de algún extraño, y encerraba bajo llave a las tres, no por protegerlas, si no para evitar que la molestaran. Una de tantas noches, llegó con más de un hombre, estaban como ella demasiado bebidos, tiraban el alcohol por todas partes y dejaban cigarrillos encendidos en cualquier lugar, hasta que cayeron dormidos, no tardo mucho en ocurrir una desgracia, la alfombra se incendió, y la mujer solo pensó en su vida, salió corriendo sin acordarse de su familia a quienes ella misma había encerrado.
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Las tres murieron calcinadas, y sin tener un lugar a donde ir, Ximena regresó a vivir en aquel lugar casi en ruinas. Por las noches, se escuchaban cansados pasos que recorrían toda la casa, y misteriosamente amanecía con marcas de cigarro por todo su cuerpo sin poder recordar nada. La mujer es su estado de ebriedad constante no se daba cuenta, pero los vecinos si alcanzaron a notar, que cada noche, mientras ella dormía, tres oscuras siluetas, recreaban con ella las torturas que realizaba con sus propias hijas cuando ellas vivían.

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